El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
Él me hace descansar en verdes praderas,
me conduce a las aguas tranquilas
y repara mis fuerzas;
me guía por el recto sendero,
por amor de su Nombre.
Aunque cruce por oscuras quebradas,
no temeré ningún mal,
porque tú estás conmigo:
tu vara y tu bastón me infunden confianza.
Tú preparas ante mí una mesa,
frente a mis enemigos;
unges con óleo mi cabeza
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu gracia me acompañan
a lo largo de mi vida;
y habitaré en la Casa del Señor,
por muy largo tiempo.
REFLEXIÓN DEL SALMO: EL SEÑOR LO ES ES TODO PARA NOSOTROS
El Salmo 23 es sin duda unos de los más conocidos y rezados por el Salterío. Es claro y conciso, habla del Señor como un pastor bueno que nos guía, acompaña y protege. Un pastor bueno que nos prepara un maravilloso hogar donde nada nos faltará. Y que sin descarriamos del camino, su vara nos toca, sin pegarnos ni hacernos daño (como hace un pastor bueno) para que sigamos el camino correcto y no nos perdamos. Esa vara y ese cayado nos tranquilizan, porque son una barrera para que nos perdamos por campos llenos de lobos. Si estamos en el borde de un precipicio, el bastón del pastor bueno hace de barrera para que nos caigamos y nos hace adentrar al camino seguro.
El 23 es entre la espiritualidad protestante, especialmente en Estados Unidos, la oración más recitada y amada. Más incluso que el Padre Nuestro. Muchas personas, ante un grave peligro de muerte, o cuando un ser querido ha muerto, recitan este salmo, que nos habla que hay un Dios consolador que nos recibirá en su Casa si dejamos este mundo,y que nos guiará en el camino del dolor ante el sufrimiento.
OCASIONES PARA RECITARLO:
Aunque es un Salmo que puede orarse para decirle a nuestro Creador y Padre lo mucho que confiamos en Él, es ideal para recitarlo cuando tenemos que enfrentarnos a la muerte, ya sea la nuestra o la de un ser que amamos. En un grave peligro de muerte, o ante una muerte segura, le decimos a Dios que estamos preparados para ver su rostro y que no tenemos miedo alguno, sino todo contrario. Vamos a su Casa, a su Santo Templo y somos felices. Si es por la muerte de un ser querido, nos estamos diciendo a nosotros mismos que Dios está con nosotros. Como pastor bueno que es no nos va a abandonar y debemos mostrarle nuestro dolor, confiados, para que su bastón lo acerque a nuestras manos y nosotros lo cojamos para que Dios nos acerque a su consuelo y refigio. Es ante todo un Salmo de confianza y esperanza de que con Dios, nada está perdido y lo más terrible es soportable. El, que hace alir todos los días el sol y nos da elóxigeno cada día que respiremos, sin nosotros pedírselo, mas nos dará lo que pidamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario